Para responder esta respuesta en Occidente, se obtendría una respuesta en común: La mejor manera de criar a los hijos es dentro de una familia sana y amorosa, conformada por la madre y por el padre del niño.
Sin embargo, dentro de otras sociedades la respuesta podría ser completamente diferente.
Dentro de algunos grupos étnicos de Indonesia, todo aquello que conlleva la crianza de los niños, es totalmente distinto de lo que los padres de Occidente aceptarían.
Los niños son criados por sus parientes cercanos del lado paterno, raramente por sus propios padres.
A pesar de que tienen contacto con los adultos, los pequeños llevan una vida sin reglas, pues son independientes desde temprana edad. Ellos imponen sus propias reglas.
La mayoría del tiempo, se aventuran dentro del bosque, exponiéndose al peligro de encontrarse con animales salvajes, ahogarse en los ríos a los que van completamente solos, sin la presencia de adultos.
Dentro de este estilo de vida, los niños no aprenden de los adultos, aprenden de los demás niños con los que se relacionan; de hecho, los adultos suelen no preocuparse por los pequeños. Los chicos pueden fumar desde los 7 años, lo cual no será mal visto si algún adulto los ve.
Aunque los adultos no estén al pendiente de los niños, procuran enseñarles cómo sobrevivir por su propia cuenta; narrándoles historias de aventuras sorprendentes, enseñándoles a cazar animales, o saber cómo ahuyentarlos, les inculcan lo que necesitan saber para ser independientes en el lugar.
Su estilo de vida ha llamado la atención del gobierno, quien les ha ordenado vivir dentro de núcleos familiares formados por un padre o una madre, hacer que los niños reciban educación escolar y que se les inculquen reglas a los pequeños. Este hecho ha cambiado el estilo de vida de algunos grupos étnicos que han obedecido las órdenes del gobierno.
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